martes, 8 de octubre de 2019

Parece irónico hablar de gobernantes cuya virtud sea la sabiduría, que conozcan la Idea de Justicia y que trabajen por una sociedad justa, buena y dichosa, como así son descritos por Platón. La manera que tiene Platón de concebir la política parece la solución a la de hoy en día, ya que como bien explica, los gobernantes en ningún caso aceptarían el cargo por beneficio personal sino únicamente por el bien común y viviendo sin ningún tipo de lujo (ya que ese no es su objetivo), que si así fuera actualmente, ¿realmente habría tanto interés en ocupar estos cargos?. Platón apela que para poder gobernar es preciso distinguir que está bien y que está mal, pero podríamos decir que nuestros gobernantes no son capaces de distinguirlo, ¿o es el alma concupiscible y sus incontrolados impulsos los que les llevan por ejemplo a la corrupción? Esta idea de la política me parece muy interesante, pero a la vez muy difícil de llevar a cabo y sobretodo de controlar que así se realice. Platón dice que el Estado es una expresión de la naturaleza humana y quizás sea la incapacidad de conseguir que nuestras tres almas (racional, irascible y concupiscible) convivan ordenadamente la que no nos deja conformar un gobierno sólido y justo que luche por el bien común.